¿Que vas a hacer con la Semilla?
San Marcos 4:1-10 y del 13-20
"Otra vez comenzó Jesús a enseñar junto al mar, y se reunió alrededor de él mucha gente, tanto que, entrando en una barca, se sentó en ella en el mar; y toda la gente estaba en tierra junto al mar. Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina: Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar; y al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron. Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra. Pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno. Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga. Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la parábola".
"Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas? El sembrador es el que siembra la palabra. Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones. Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan. Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno".
Primero debemos considerar que El sembrador hizo su trabajo y no eligió el terreno sembró en los cuatro a su paso, lo vemos al leer la frase "parte de la semilla cayo en..."
Sabemos también que la semilla puede germinar solo donde hay humedad y terreno preparado.
De que hay tres resultados malos de un total de cuatro, la culpa no es de la semilla ni el sembrador, es cuestión y responsabilidad de la tierra, recordando que el sembrador es Dios, la semilla: Su Palabra y los tipos de terreno los corazones de los hombres, de los que están leyendo este texto ahora, analicemos lo siguiente:
1. La que cayo junto o en el camino:
La dureza de corazón es la indiferencia y el rechazo abierto o a veces encubierto hacia la Palabra de Dios: ¡alguien dice yo tengo mi religión!... o el otro: ¡no hay que ser fanático!... otro: ¡la vida hay que vivirla! Vívela si quieres, pero ten en cuenta que un día todos daremos cuenta de la oportunidad que Dios nos dio, y si lo rechazamos ahora a El, ¡entonces El También nos rechazará! “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, (hebreos 9:27) estas y otras actitudes similares son las que endurecen los corazones hacia Dios. Vemos que Dios en su misericordia incluso allí dejo caer la semilla, su Palabra. ¡Pero ni siquiera germinó, terminó como alimento de las aves!
2. La que cayó sobre piedras:
Las piedras poseen tierra pero no la suficiente para que crezca una planta y mucho menos que de fruto, en este caso puede haber deseo de recibir incluso de poner en práctica, pero no halla plena aplicación a la vida diaria: por ejemplo cuando aparecen los problemas: un vecino que no cuida su perro y te rompe el jardín, o que lava la vereda y te deja la mugre sobre la tuya, un compañero que te hizo un comentario indebido, O todo va bien hasta que alguien se burla de tu fe o deseo de agradar a Dios y de ser íntegro: pagando los impuestos, no robando a los hombres, ni a Dios. Si estos problemas te hacen olvidar de la regla de oro, y del amor al enemigo y del perdón y no lo puedes aplicar sino que te hacen enfadar y comienzas a hacer justicia por tu propia mano, la semilla cayó sobre pedregales!
3. La que cayo entre espinos:
En tercer lugar están los espinos… la tierra era buena, pero también tenía espinos, yuyos, es decir, cosas que compiten con la Palabra de Dios y con Dios mismo… distracciones inocentes pero si las permitimos crecer en nuestros corazones, ahogan a la palabra de Dios, entre ellas están los ambiciones por la estética (verse perfecto), el culto al cuerpo (solo buscar la belleza externa, física), por aparentar y tener más cosas materiales, pasarla bien, etc, todo parece inocente y bueno en si mismo, no hay nada de malo aparentemente, pero si tapan y ahogan la Palabra de Dios o los principios de lo que le agrada, o lo dejan a El en segundo lugar, eligiendo otras cosas en lugar de un profundo deseo de agradarlo, esto es como los espinos que tapan a la pequeña plantita y no la dejan crecer; si estas cosas ahogan la Palabra de Dios te dejaran sin fruto. Dios hoy tiene muchísima y demasiada competencia en los corazones de los hombres, no que El se haya debilitado, nosotros lo hemos apartado en nuestros pensamientos y proyectos… y ya casi no halla más lugar en los corazones. Está en cada uno de nosotros buscar y eliminar cada uno de esos yuyos, para ser buena tierra y dar frutos para Dios. Aplicándolo a este momento en el que estás leyendo: tal vez te hizo reflexionar y estas contento por recibir la Palabra de Dios, pero si en un rato o mañana la preocupación más grande va a ser ¿cómo voy a pasar la noche buena?, ¿qué comida, o peor que bebida vamos a comprar?, en vez de como voy a agradar, alabar y agradecer a Jesús que vino al mundo para salvarme… la semilla de hoy cayo entre espinos! ¡Por eso debe ser una tarea ardua de todos los días buscar y encontrar los yuyos que crecen y quieren apartar a Dios de nuestras vidas! Queremos festejar en familia esta navidad, claro, pero que lo más importante sea nuestro Salvador, ¡hagamos una oración de gratitud o cantemos un Noche de Paz a las 12 de la noche en vez de tirar un cohete o alzar una copa de sidra por ejemplo!
4. La que cayó en buena tierra:
¿Quién no quisiera tener una buena cosecha? Cuando siembras un tomate quieres comer tus propios tomates, cuando plantas una flor esperas disfrutar de su belleza cuando florece y sentir su aroma... Dios también espera lo miso al sembrar su palabra en nuestros corazones. Dios sembró hace más de 2000 años, trajo el mismo en la persona de Jesucristo, a quien hoy recordamos su nacimiento, su semilla, la Palabra. La decisión es completamente tuya que terreno quieres ser: Duro rechazador, como el camino; o poco profundo, que pronto se olvida de todo y vuelve a manejar su vida a su antojo; o de corazón partido, que tiene buen espacio para la Palabra de Dios, pero también deja crecer, lo que luego le va apartar del amor sincero hacia el Creador y Salvador, estos tres con consecuencias duras, devastadoras ahora y peor aún... Por la eternidad, perder el alma en el infierno; o por el contrario queremos decidir ser una buena tierra, receptiva, abierto a Dios, un corazón rendido a un deseo de agradarlo, con un profunda gratitud hacia Dios. Si hoy te analizas sinceramente delante de Dios y no estás seguro de que eres la tierra que da fruto para Dios y sientes su llamado y tienes el deseo de volverte a Dios, simplemente reconoce que eres pecador, pídele perdón, acéptalo como tú Señor y Salvador. ¿Qué piensas hacer con la semilla que recibiste hoy? No dejes que el diablo la robe o que se marchite o que se ahogue, la responsabilidad es tuya.
"De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida." Juan 5:24
Jose A. Hein
(Mensaje para la víspera navidad 2019)